¡Bienvenido a la isla de fuego! La belleza volcánica de Lanzarote no es un secreto, pero sí lo son todos esos paisajes que esconde y que parecen sacados de otro mundo. Y es que una escapada a Lanzarote es darse cuenta de que el mundo puede esperar, de que aquí el ritmo lo marca una copa de vino, el arte que se respira en cada esquina, la belleza de su paisaje y, por supuesto, el delicioso pescado fresco que llega cada mañana en pequeños barquitos. Te desvelamos qué hacer en los mejores rincones de la isla:
1. Mercadillo de los domingos en Teguise
El mercadillo de Teguise es uno de esos secretos bien guardados que esconde la isla de Lanzarote. La tranquilidad que se respira en sus calles durante la semana se desvanece cada domingo con la variedad de puestos y artesanos del mercadillo más popular de las islas Canarias. Desde cestería, marroquinería y artesanía típica de la zona hasta productos de la tierra como quesos, vinos o aloe vera, el arte y el buen el ambiente están asegurados. Un buen plan para disfrutar del domingo.
2. El Mirador del Río
Hablar de Lanzarote es imposible sin mencionar a César Manrique. Y es que su obra es parte de la esencia de la isla y, quizás, el Mirador del Río sea una de las más representativas. Situado a una altura de 440 metros y aprovechando la ubicación de una antigua batería de defensa militar, es un claro ejemplo del empeño del artista en integrar el arte en la naturaleza. Desde aquí las vistas a la isla de la Graciosa y al resto de las islas que forman el archipiélago Chinijo -canijo o pequeño en canario- son espectaculares.
3. Los Jameos del Agua
Si hay algo imprescindible que hacer en Lanzarote es visitar los Jameos del Agua y es que aquí -otra vez- el artista César Manrique supo plasmar su magia al aprovechar el derrumbe de un techo volcánico de lava convirtiéndolo en un rincón arquitectónico donde el agua y la roca son los elementos primordiales. Un abrazo entre la naturaleza y el ser humano donde se respira armonía, paz y belleza.
4. Piscinas naturales de Punta Mujeres
Pero sí, hay un Lanzarote más allá de Manrique. Por eso, si buscas algo diferente que hacer en la isla, Punta Mujeres es un rincón natural donde poder darte un chapuzón… ¡en pleno océano Atlántico! Estas piscinas son naturales y están acotadas y protegidas con elementos arquitectónicos que recogen el agua del mar formando unas pozas únicas en la isla.
5. Paseo en camello por el Parque Nacional de Timanfaya
De origen volcánico, es uno de los parques nacionales más importantes de todas las islas Canarias y fue declarado parque nacional en el año 1974. Y es que es el único parque de todo el país con carácter eminentemente geológico y su belleza es de otro planeta: sin vegetación, con formaciones peculiares y con vistas al mar. Una maravilla natural donde, más allá de las actividades científicas y rutas de senderismo, es posible hacer paseos en dromedario recorriendo la ladera del volcán de macizo del fuego de una forma más lúdica, sobre todo con niños.
6. El Charco verde
Uno de los mejores paseos que hacer en Lanzarote es el que conduce desde el pueblo del Golfo hasta el Charco verde o Charco de los Clicos. Las tonalidades verdes de este lago están relacionadas con la existencia de la “ruppia marítima”, un tipo de alga característica de la zona que impregna de tonos verdes el lago volcánico dotándolo de una belleza extraordinaria. Tip PANGEA: Si subes al mirador en lo alto del risco podrás observar las diferentes tonalidades del entorno cercano al lago: los tonos ocres y rojizos de la montaña, el verde del lago, las arenas negras y el azul del mar. ¡Una foto digna de postal!
7. Puerto Deportivo de la Marina Rubicón
En pleno corazón de Playa Blanca, el puerto deportivo de Marina Rubicón es el centro deportivo, comercial y de ocio de la isla. Un lugar al más alto nivel, pero apto para todos los públicos, donde se puede disfrutar de un agradable paseo por los puentes que comunican las diferentes zonas y donde amarran las mejores embarcaciones de Lanzarote. Tiendas, restaurantes, ocio nocturno… Sin duda, uno de los lugares de esparcimiento del sur de la isla para los que buscan alternativa al descanso.
8. Viñedos de La Geria
De todas las zonas vitivinícolas de España, esta es una de las más singulares. El cultivo en zona volcánica y la estructura circular que rodea a la vid para proteger la planta de los fuertes vientos crean un paisaje único. Y es que aquí los viñedos están plantados en hoyos, excavados en la arena y rodeados de ceniza volcánica. En algunos casos con profundidades de 1 a 3 metros haciendo de esta forma de aprovechamiento del terreno algo único en España. Bodegas como El Grifo o Stratvs realizan visitas guiadas y ofrecen servicios de restauración en un entorno inigualable. Una de las cosas que hay que hacer en Lanzarote.
9. El Jardín del Cactus
¡Bienvenido a la última gran creación de César Manrique en Lanzarote! En lo que en su día fue una antigua cantera de rofe -ceniza que se extrae de los conos volcánicos- el artista creó un jardín con más de 4500 ejemplares de cactus. Un oasis repleto de plantas llegadas de los cinco continentes y custodiadas, desde lo alto de una pequeña loma, por uno de los últimos molinos de maíz de la isla. Sin duda, una visita que hacer en la localidad de Guatiza en Lanzorte.
10. Excursión a La Graciosa
A tan solo 20 minutos en ferry desde el Puerto de Órzola en Lanzarote está una de las islas más vírgenes de todas las Islas Canarias y la mayor reserva marina de Europa. Si hay algo inconfundible en La Graciosa es la arquitectura popular con casas bajas mirando al mar, encaladas de color blanco y azul y con la arena cubriendo cada centímetro del entramado urbano. La protección de la isla como reserva de la biosfera permite realizar actividades de ecoturismo como buceo o rutas en bicicleta para conocer los fondos marinos y el interior salvaje de la isla. Silencio, naturaleza, playas solitarias y un mar turquesa. Ya te habíamos dicho que esta es una escapada allí donde el mundo puede esperar…
Playas donde el Atlántico muestra su mejor cara, viñedos que han brotado del fuego, parques nacionales que recorren la ladera de un volcán o rutas que terminan en lagos verdes rodeados de montañas rojizas, hacen que viajar a Lanzarote sea una experiencia de otro planeta. Y, como si todo eso no fuese suficiente, una de las islas más vírgenes de Canarias -La Graciosa- recibe al viajero entre casas blancas y azules que miran al mar para demostrar que el ecoturismo existe y está aquí. Y tú, ¿te apuntas a conocer la isla volcánica?