En los últimos años esta isla indómita, perdida en medio del Atlántico Norte ha experimentado un incremento espectacular de su popularidad, algo que una vez que se visita cobra todo el sentido. Antaño una tierra aislada y difícilmente conectada con el resto del mundo, Islandia es ya un destino que resuena en nuestros oídos como uno de esos lugares que debemos visitar al menos una vez en la vida. Y no es para menos, porque si hay algo de lo que presume este país es de tener infinidad de cosas que ver y hacer en sus poco más de 100.000 km².

Viajar a Islandia es descubrir un laboratorio geológico en constante transformación, que goza de paisajes sobrecogedores y raramente vistos en otras zonas del planeta, sobre todo en un territorio tan reducido. Géiseres activos, enormes campos glaciares bajo los cuales se ocultan volcanes, cascadas de ensueño… y todo ello aderezado por el carácter amable y apasionado de sus habitantes, sin duda influido por la extraordinaria naturaleza que les rodea.

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Roberto López, asesor experto en PANGEA, en la cascada de Svartifoss, dentro del Parque Nacional de Skaftafell en Islandia

La ‘Ring Road’ o cómo dar la vuelta a Islandia

La carretera que circunvala la isla, la llamada Ring Road, permite que se puedan visitar los puntos más importantes del país en 8 días, si bien Islandia es un destino que merece la pena explorar con calma. Y aún más importante, es un destino para visitar los 365 días del año, ya que en invierno Islandia muestra también sus mejores galas. Y es que ¿quién no ha soñado con vivir el baile de la aurora boreal en primera persona?

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Un pequeño grupo de #ViajerosPANGEA disfrutando de la aurora boreal en Islandia. (Septiembre 2021)

Si tienes la oportunidad de poder disfrutar de más de una semana en Islandia es recomendable explorar algunos de esos paisajes que en ocasiones quedan fuera de los circuitos clásicos, lugares que sin duda no dejan indiferente…

La Islandia que se esconde más allá

La península de Snaefellsnes, dominada por el mítico volcán Snæfellsjökull y al que Julio Verne hizo famoso en su novela «Viaje al centro de la tierra», es un lugar fascinante donde podremos encontrar poblaciones encantadoras como Arnarstapi, caracterizada por su rocosa costa de lava o montañas basálticas tan fotogénicas como la icónica Kirkjufell. Además, podrás degustar la curiosa gastronomía islandesa probando el hakarl, que no es más que carne de tiburón groenlandés fermentada al aire libre. Eso sí, ¡su sabor solo es apto para los más atrevidos!

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Acantilados de la costa oeste de la península de Snaefellsnes, Islandia

Otro de los rincones que en ocasiones pasa desapercibido para muchos de los viajeros que visitan Islandia es la zona de los fiordos del oeste. Es uno de los lugares más espectaculares de la isla, con sus acantilados plagados de avifauna en verano, sus carreteras escarpadas y su aire de fin del mundo. ¡Un rincón increíble!

Aquí acuden los frailecillos cada año para reproducirse, especialmente a los acantilados de Latrabjarg, lo que atrae a aficionados al birdwatching de todas partes del planeta. Los zorros polares también encuentran aquí su hábitat, especialmente en la zona más salvaje de los fiordos, la maravillosa península de Hornstrandir, convertida en reserva natural. Y, si te animas a adentrarte en esta región, descubrirás lugares tan maravillosos como las cascadas Dynjandi y llegarás a poblaciones tan bonitas como Isafjordur o el pueblo eminentemente pesquero de Bolungarvik, enclavado en una bahía espectacular.

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Una colonia de frailecillos en su hábitat natural. Vestmannaeyjar, Islandia.

Las islas de los hombres del oeste

Así, con su significado más literal, te presento las islas Vestmannaeyjar. Ellas son el testigo reciente de la fiereza volcánica característica de este país cuando en 1973 el volcán Eldfell entró en erupción en la isla de Heimaey obligando a evacuar la isla y enterrando bajo sus coladas de lava una parte importante de la ciudad. Esto hizo que la isla creciese por su parte oriental. Situadas a 15 km de la costa sur islandesa, un encantador trayecto en ferry de unos 35 minutos permite pasar por pequeñas islas deshabitadas plagadas de aves (sobre todo en verano) hasta llegar a Heimaey, donde se pueden realizar varias caminatas alrededor de los dos conos volcánicos que dominan el paisaje y descubrir la devastación provocada por la erupción.

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Vista de las islas Vestmann desde la isla de Heimaey, Islandia

En busca de la aurora

Y, por si todavía quedaba algo de lo que esta zona polar puede presumir, es de ella. La imponente, hipnótica y deslumbrante aurora boreal. Los paisajes dignos de postal repletos de cascadas, fiordos y glaciares se convierten en el escenario perfecto para disfrutar de un fenómeno atmosférico tan increíble como el de ver bailar a las auroras boreales sobre un cielo oscuro. ¡Uno de los momentos más mágicos que se pueden vivir es ver la aurora boreal en Islandia!

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Roberto López, asesor experto en PANGEA, bajo la imponente aurora boreal en Islandia. (Septiembre 2021)

Así pues, tanto si te aventuras a hacer un trekking en verano por las increíbles montañas de riolita de Landmannalaugar, como si decides adentrarte en las noches invernales en busca de las auroras boreales, la experiencia será única. Y tú, ¿ya estás pensando en viajar a Islandia?

 

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