Después de disfrutar del Madrid fantasmal junto a Javier Pérez Campos comienza la segunda -y más esperada- parte de la inauguración de Los Viajes de La Nave del Misterio.
¡Rumbo a Sigüenza! (con una sorpresa inolvidable)
Tras la comida nos dispusimos a coger nuestro autobús con destino al Parador de Sigüenza. ¡Qué emoción teníamos todos! El viaje fue muy ameno, pues gracias al gran ambiente que habíamos formado, lo que menos faltaba eran las charlas entre todos y el buen rollo.
Al llegar al parador nos ubicamos en nuestras habitaciones y tuvimos tiempo de ponernos guapísimos para el momento más esperado por todos: ¡la velada con Iker y Carmen!
Mientras se aproximaba la hora aprovechamos para recorrer el parador por nuestra cuenta y hacernos alguna que otra foto. Pasillos abovedados, armaduras de caballeros medievales, grandes lámparas de araña con una iluminación cuanto menos tétrica, un patio interior con un corroído pozo y una fuente. La ambientación propia de una época ya pasada… y un halo de misterio e intriga inigualable.
Y de pronto… ¡llegó el momento! Nos indicaron que debíamos subir hasta las almenas del castillo, y escaleras tras escaleras llegamos arriba. Estábamos completamente emocionados porque sabíamos lo que allí nos esperaba…
Encuentros de tercera fase
El encuentro entre los milenarios y los comandantes de la Nave del Misterio fue, sin duda, uno de los momentos más extraordinarios de todo el fin de semana. Las almenas se encontraban inundadas por la cálida luz dorada de los últimos rayos de sol. Encontrar a alguien que no estuviese sonriendo en ese momento habría sido una verdadera misión imposible. Vivíamos un ambiente inmejorable…
Tras las múltiples muestras de afecto, saludos y presentaciones, todos nos abrimos en un semicírculo en torno a Iker y Carmen, quienes como con el entusiasmo de quien se reencuentra con unos viejos amigos nos recibieron relatándonos algunas de sus experiencias más personales en el parador.
Y es que gracias a Iker nos enteramos de que la magia de este lugar no es algo que solo hayan percibido ellos, sino que también Pío Baroja lo reflejaba en algunas de sus líneas. Y que incluso el Quijote habría llevado a cabo alguna de sus andanzas por este lugar. Ahora éramos más conscientes que nunca de estar en un lugar excepcional…
Después de aquel momento tan especial nos fuimos hasta la capilla del castillo, una estancia del siglo XII donde todavía hay quienes aseguran sentir el espíritu de una joven princesa de la que os hablaré a continuación. Caminamos a través de varios pasillos y escaleras, e Iker nos señalaba por instantes los lugares en los que había estado anteriormente en momentos clave de su vida. Habíamos oído hablar tantas veces sobre esos lugares, y ahora… ¡nosotros estábamos allí!
Una vez en la capilla, nos confesaron que a pesar de haber estado en repetidas circunstancias en aquel lugar, nunca habían bajado a donde ahora nos encontrábamos todos. “El viaje de las primeras veces”, me dije.
El fantasma de doña Blanca
La capilla del castillo era, con toda certeza, el lugar idóneo para sumergirnos en las historias más lúgubres del parador -aunque era tan solo el principio de todo sobrenatural que conoceríamos de este sitio, pero eso lo descubriríamos más adelante…- Así fue como conocimos la triste historia de doña Blanca, una desventurada princesa que siendo muy joven fue encarcelada en este propio castillo durante más de cuatro años. Se cuenta que fue tal su sufrimiento, que su fantasma aún ronda por el castillo y son sus lamentos por la noche quienes dan testigo de su presencia. Otros además, aseguran verla como una especie de nebulosa blanca flotando por los pasillos…
Iker y Carmen nos contaron también que no solo son fantasmas los que hacen de este castillo un lugar asombroso, sino que además cuenta con escalofriantes hallazgos como precedentes de ritos vampíricos debajo de una de sus almenas. Además de otras muchas enigmáticas historias que no parecen sorprender demasiado debido a la larga historia de este poblado medieval.
¡La velada empieza ya!
Quedando los últimos minutos de la luz del día, nos trasladamos hasta el patio interior del castillo y con coca colas, cervezas y aguas en mano charlamos y compartimos como verdaderos amigos. Pero no amigos cualquiera, amigos milenarios con el mismo propósito cautivador de la búsqueda del misterio… Así que pasamos unos gratos minutos contándonos anécdotas e historias tan divertidas como de difícil explicación.
A continuación, nos dirigimos hasta el comedor para cenar, allí nos esperaba una enorme mesa rectangular repleta de velas blancas, con grandes lámparas y olorosas flores que perfumaban todo el ambiente. “Esto me recuerda a Hogwarts” comentó una voz a mis espaldas.
La cena fue un momento muy agradable e íntimo para todos. Las historias de casos extraordinarios no se hicieron esperar, así que en pocos minutos estábamos hablando de incluso las caras de Belmez, y es que el propio Iker reconoció que “hay algo extraño en el mundo del misterio. De pronto alguien cuenta una historia y se produce una sintonía. Algo recorre a las personas y entra el misterio a hablar”.
Luego comenzó uno de los momentos más bonitos de la noche, ¡nos tocaba a los demás contar nuestras propias experiencias con lo desconocido! Así que el micrófono fue pasando de mano en mano a todos aquellos que tenían algo que compartir. Las experiencias fueron de lo más variadas, una relacionada con “el tercer hombre” o ese ángel de la guarda que protege nuestra vida en las situaciones límite; una grabación con lo que podría ser una psicofonía; e incluso agradecimientos a Iker, Carmen, Javier y todo el equipo por la inspiración que representan para sus fans. Y como ya para entonces habíamos hecho muy buenas migas todos, las risas tampoco tardaron en llegar, Iker nos empezó a contar divertidas historias sobre “el maestro” Enrique de Vicente, y también de Javier Sierra.
Tras cenar se formó un instante que, aunque breve, fue bastante emotivo para todos quienes lo conformaron. Muchos de los viajeros milenarios habían traído un obsequio para Javier, Iker y Carmen, y no dudaron en aprovechar para dárselo y hacerse una fotografía junto a ellos. ¡La emoción se palpaba en el aire!
La noche estaba siendo mágica, pero no teníamos ni idea de que… ¡solo estaba comenzando!
La sorpresa imprevista
En los lugares y momentos mágicos, parece muy lógico que la magia ocurra, y eso fue lo que nos pasó. La velada tomó otro rumbo cuando Iker propuso dar un paseo todos juntos por el pueblo, así que sin mayor dilación cogimos nuestras chaquetas y salimos bajo la espléndida noche estrellada que Sigüenza nos estaba regalando. Una noche que sería más bien una caja de sorpresas…
De repente, sin darnos cuenta estábamos viviendo un momento tan especial que muchos comentaron que aquello parecía una especie de Milenio Live ¡en vivo y en directo!
“Mi sitio de buena suerte”
Iker nos contó lo muy significativo que resultaba Sigüenza para él, incluso lo llegó a llamar “mi sitio de buena suerte”. Bajo toda esta aura de plenitud comenzamos a recorrer algunas calles del pueblo. La verdad es que se veía muy diferente que durante el día: las farolas con la luz anaranjada, la oscuridad propia de la noche, el silencio sepulcral, el extenso cielo estrellado sobre nuestras cabezas y los caminos de piedra conformaban un insondable halo de misterio.
Pudimos ver espacios como la catedral y escuchar las experiencias de Iker y Carmen en sus interiores, nos contaron cosas tan increíbles como que dentro se puede encontrar una biblioteca con estancias secretas y libros dedicados a la alquimia y demonios…
Dos apariciones muy especiales
Las situaciones inusitadas tampoco se hicieron esperar. Eran alrededor de las 2:30 am, y cuando nos disponíamos a seguir avanzando, apareció, de pronto, un hombre en pijama con una carta en la mano. El señor se acercó a Iker y le explicó que se la había escrito… ¡hace un año! Al oír su voz bajó a toda prisa para poder explicarle que era conocedor de sucesos que él debía saber. Todos nos quedamos a cuadros, pero para Carmen e Iker esto no era nada raro…
Aún no dejábamos de asombrarnos por lo que acabábamos de presenciar cuando de repente apareció una mujer, también alentada por la voz de Iker, que se ofreció a contarnos ella misma la historia del Doncel de Sigüenza.
Como veis, cada paso fue sinónimo de algo nuevo por descubrir. El enigma y el asombro fueron los protagonistas sin duda, y es que entre milenarios… ¡no podría haber sido de otra manera!
Ovnis en el acantilado
El final de nuestra ruta nocturna tuvo lugar al borde del acantilado que se encuentra al lado del castillo. Una zona, según Iker y Carmen, desde la que presenciar fenómenos de luminarias es muy habitual, pues todo lo que se puede ver (durante la noche) es un espeso manto negro que se funde en el horizonte con el oscuro cielo nocturno. Como tuvimos la suerte de tener una noche espectacularmente despejada, las estrellas estaban a nuestra merced y contemplar el cielo fue una auténtica gozada. Estuvimos todos muy pendientes de cualquier movimiento inusual en el cielo… ya sabéis.
En tanto, Iker y Carmen aprovecharon para contarnos sus inquietantes experiencias personales con el fenómeno OVNI. Por un lado teníamos el acantilado, y por otro las vistas del imponente castillo que, por la noche, no es poca cosa. Mirábamos sus almenas y era imposible no imaginar el fantasma de doña Blanca paseándose por allí. Y sí, pasamos un poquito de miedo…
Sobre las 3:20 am fue el momento de volver a nuestras habitaciones y despedir lo que había sido una noche verdaderamente extraordinaria.
Nos despedimos afectuosamente de Iker y Carmen, quienes con una genuina emoción nos respondían de la misma manera. Les agradecimos toda su cercanía y entrega y nos fuimos a la cama empapados en el fenómeno OVNI y en el fantasma de doña Blanca. Más de alguno no habrá pegado ojo…
Charla con Javier Pérez Campos y Ruta por Sigüenza
A la mañana siguiente, tras desayunar, nos reunimos todos junto a Javier para escuchar sus más increíbles historias en otros lugares encantados. Nos relató divertidas y enigmáticas anécdotas en torno a su trabajo en Cuarto Milenio. Y es que las experiencias que ha tenido Javier no son poca cosa…
Después nos dirigimos hasta el patio interior donde nos esperaba el guía con el que iniciaríamos la ruta por Sigüenza: Jorge. Comenzó contándonos una breve introducción sobre los orígenes de la ciudad medieval y su evolución hasta nuestros días. Nos explicó cómo el castillo había sido escenario de una película de Marlon Brando, Juana la loca, y también de la serie Isabel. También nos relató la curiosa leyenda del pozo que hay en el patio, que cuenta que sacerdotes bajaban por él hacia una especie de conducto secreto.
Una vez en el pueblo, conocimos lugares como la Iglesia de San Vicente Mártir, cuya virgen de la fachada se encuentra totalmente descentrada, al igual que sus arcos y puertas, ¡nada cuadra! Lo que la convierte en única en casi toda Europa. Jorge también nos contó la aterradora leyenda de la Puerta del Sol de la ciudad: una historia que cuenta que todos los días 27 del mes, cerca de la medianoche se puede ver pasear por allí a una figura muy alta con ropajes de monja.
Y, por supuesto, conocimos la figura del doncel, aquel joven tan famoso en Sigüenza del que ya habíamos oído hablar la noche anterior gracias a aquella mujer.
También estuvimos en la Plaza Mayor, desde donde observamos la Catedral de Sigüenza y conocimos su relación con la Guerra Civil española -aún conserva los impactos de bala de la época- Además tuvimos la oportunidad de visitarla por dentro y ver la tumba del doncel. ¡Francamente asombrosa!
Recorrimos un montón de históricos lugares marcados por un sinfín de anécdotas increíbles. Es que Sigüenza no es un lugar cualquiera, cada piedra que tocas guarda una historia, ¡es lo que tiene ser una ciudad incluso anterior a la Edad Media!
Finalmente volvimos al castillo donde compartimos las últimas anécdotas junto a nuestro increíble guía Jorge. Su última recomendación fue muy clara: “si estáis por Sigüenza y os da hambre y sed, lo que tenéis que pedir es perdigacho y fino seguntino con torreznos”.
Todo lo bueno acaba…
Nuestra última comida juntos tuvo lugar en el comedor de la reina doña Blanca. Y con un último brindis nos despedimos como amigos después de haber compartido un fin de semana único.
Los Viajes de la Nave del Misterio resultaron ser mucho más de lo que esperábamos. Es posible que gran parte de la magia de este viaje fuese que simbolizaba una primera vez, y las primeras veces siempre marcan un antes y un después. Pero no me cabe la menor duda de que cada viaje será una primera vez, nunca habrá dos iguales… Es por ello que ¡la mayoría de nosotros quiere seguir viajando en busca del misterio!
Con el sabor agridulce por la tristeza de la despedida y la alegría por lo vivido, volvimos en autobús agradecidos por la oportunidad de poder disfrutar de lo inusual y de lo único de un modo tan real y cercano.
