Que Tailandia se haya convertido en el destino favorito de todos aquellos que se acercan a conocer el Sudeste Asiático no es casualidad. Es, probablemente, el mejor lugar del mapa para empezar a conocer las bases de la cultura asiática. Ahora imagina al país de las playas paradisíacas y las sonrisas eternas vestido de gala para ti. ¡Eso no se ve todos los días! Por eso, queremos desvelarte los motivos por los que viajar a Tailandia durante nuestra Semana Santa. Sí, sí, como lo lees… ¡hay sorpresa!
1. Vivir una experiencia única: el Festival Songkran
En 2019 la Semana Santa coincide con las celebraciones que dan la bienvenida al Año Nuevo Budista, también conocido como Festival del Agua. Mientras los actos tradicionales y las ceremonias religiosas inundan los templos, el agua se encarga de hacer lo mismo con las calles. Durante una semana están permitidas las pistolas; eso sí, las de agua. Pero… no te rías muy alto porque ¡las apariencias engañan!, y lo que a tus ojos parece un inocente juguete de plástico, es en realidad un arma de destrucción masiva de aparatos eléctricos, maquillajes y peinados, que puede llegar a cargar en su interior más de cinco litros de agua y superar los veinte metros de distancia. Ponte a cubierto y protege bien el móvil; porque, amigo, en esta celebración ni siquiera los policías más experimentados ni los monjes más respetados se libran de recibir un buen remojón. ¿Se te ocurre una excusa mejor para viajar a Tailandia?
2. Viajar a Tailandia con el mejor clima del año
Los meses de abril y marzo, coinciden con el final de la época seca, que precede a las famosas y temidas lluvias del monzón. Con un viento suave y unas cuantas cosechas de arroz por delante, este espacio temporal es, con diferencia, el que mejor clima nos ofrece. ¡Y coincide con nuestra Semana Santa!
3. Viajar a un país ideal para visitar en familia
Si Tailandia es conocida como “el país de las sonrisas” es por algo. Los tailandeses son amables por naturaleza, lo llevan dentro. Cuando los niños entran en el plano, la hospitalidad de su gente se magnifica.
Este país es el reino del elefante, de la paz y de las guerras de agua a gran escala. Por eso, con una cultura en la que los adultos disfrutan como enanos, es imposible que los más pequeños de la casa no hagan lo mismo. Además, podrán interactuar con los elefantes huyendo de la explotación y sacando con ellos su lado más tierno.
4. Vivir los contrastes de su capital: Bangkok
A Bangkok hay que ir al menos una vez en la vida. Posicionada como una de las ciudades más fascinantes de todo el sudeste asiático, Bangkok es un precioso caos lleno de contrastes, donde tradición y modernidad se entremezclan de la mejor manera posible, hasta generar un ambiente que roza lo onírico. Su impresionante Gran Palacio, el famoso Buda Reclinado o el simple hecho de perderte por las calles de Chinatown con la comida callejera más famosa del mundo, son solo algunas de las mil razones que existen para hacer la maleta y salir pitando hacia el aeropuerto ya mismo. Huele a viaje a Tailandia… ¿o no?
5. Perderse por los templos de Ayutthaya
La antigua capital del Reino de Siam, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los atractivos turísticos y culturales más importantes del país. Situada a 80 kilómetros del norte de Bangkok, la ciudad fue arrasada e incendiada por el ejército birmano, en el año 1767 d.C. ¿Sabías que nunca se volvió a reconstruir sobre el mismo lugar? Es por eso que, a día de hoy, solo quedan las ruinas de lo que fue la capital de un gran imperio. Sin embargo, justo en ese punto reside su interés. Como decía Julia Roberts en “Come, reza, ama”: “las ruinas son un regalo, las ruinas son el camino hacia la transformación”. Descúbrelo por ti mismo en un crucero a bordo de un barco de madera de teca auténtica, mientras disfrutas de un delicioso menú tailandés.
6. Alucinar con los paisajes de Chiang Mai
Esta ciudad, cuyo nombre significa “ciudad nueva” es una de las más importantes del norte de Tailandia. Conocida popularmente como “La rosa del norte”, se encuentra rodeada por las montañas más altas del país y alberga en su interior, algunos de los templos más bonitos que tendrás la oportunidad de contemplar en tu vida, como Wat Phra Singh y Doi Suthep, famoso por su espectacular Chedi bañado en oro.
7. Pisar el paraíso en sus playas de postal
Las playas de Krabi son un buen lugar para finalizar tu viaje. Reflejo ideal del paisaje típicamente tailandés, estas playas de aguas turquesas rodeadas por impresionantes formaciones de piedra caliza, que parecen emerger del centro del mar, te harán sentirte parte de una colorida postal. Porque un viaje a Tailandia no sería lo mismo sin un paseo en barco por sus idílicas islas.
8. Probar una de las mejores gastronomías del mundo
La variedad y armoniosa mezcla de sabores de la gastronomía Thai, la convierten en una de las más exquisitas del mundo. Considerada la gastronomía más sabrosa de Asia, se caracteriza por platos fuertemente aromatizados, en los que las especias y el picante son los protagonistas.
Como en la gran mayoría de los países asiáticos, el arroz es un ingrediente básico que nunca puede faltar. Es un pecado irse de viaje a Tailandia y no probar antes alguna de las numerosas versiones que existen del Pad Thai -el plato estrella de la cocina tailandesa- o un delicioso Khao Soi, una cremosa sopa de curry, propia del norte de Tailandia.
Playas de postal, una cultura llena de historia, una capital donde se mezclan tradición y modernidad y una de las mejores gastronomías hacen que Tailandia sea siempre un acierto, pero… si además coincide con el Festival Songkran, la celebración de su año nuevo, podrás disfrutar de una experiencia de lo más auténtica. ¿Te animas a viajar a Tailandia en Semana Santa?
