Los libreros de Buenos Aires leen. Y como leen, conocen los libros y sus autores. Y si llevas meses buscando un libro que en España está descatalogado, va Gustavo, de la librería Eterna Cadencia y te lo encuentra, no en su tienda, sino en la de su amigo el otro librero y te envía para allí sin miramientos. Y no sé si será porque los libreros leen y aconsejan bien, pero los bonaerenses también leen. Y así, te encuentras con un antiguo teatro reconvertido en librería y con librerias-hogaresen los que puedes pasarte media vida mientras tomas un café con tres mediaslunas.

Publicado por Olga de Blas, #CorresponsalPANGEA en Sudamérica.

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