Es cierto que hay ciudades realmente difíciles de visitar en un fin de semana, con tantas cosas que ver la sensación real es que parece que siempre te va a faltar tiempo para disfrutarla al 100%, pero a veces merece la pena arriesgarse y, con un poco de organización, puedes llevarte un buen pedazo de ciudad contigo… Y Roma bien merece una escapada !
Día 1
Como en este plan descansar es lo de menos, la idea es coger fuerzas y prepararse para andar y no parar de ver y disfrutar de una de las capitales con más historia del mundo. Para ello, dividamos toma en dos partes y empecemos a disfrutar.
Podrás empezar tu recorrido en la siempre curiosa Piazza Venecia, también conocida por la tartita, porque si te sitúas en el centro para hacer la foto del palacio verás que parece… ¡una pequeña tarta de bodas!
Después, dejando el palacio a nuestra izquierda, andaremos rumbo a la Bocca della Veritá, o más bien Boca de la Verdad, pues de todos es sabido que meter la mano dentro de ella nos dará suerte en el futuro.
De camino al Coliseo encontrarás la entrada lateral de los Foros Romanos a los que te recomendamos entrar. Sin duda, es una entrada bastante económica que merece la pena pagar. Disfruta de un paseo por sus jardines, recorre sus ruinas llenas de historia y empápate del imperio romano en estado puro.
Después de la visita y saliendo por la puerta que da al coliseo es el momento de conocer ese monumento que lleva toda la vida acompañándonos en un sinfín de películas de romanos. Es cierto, está muy tocado, pero guarda la magia de miles de historias contadas y vividas en su arena. Además, este año abren una nueva zona que te permitirá subir a la parte más elevada del Coliseo.
Justo después, puedes coger una calle llamada Via de San Giovanni Luterano, justo detrás del Coliseo y con buenos restaurantes perfecta para hacer una parada lejos del bullicio, pero no solo con la idea de saciar el apetito sino porque te vamos a recomendar un plan que no muchos conocen. Al final de esta calle encontrarás una de las basílicas más desconocidas y no por ello menos bonita que sus compañeras de la ciudad: La Basícila de San Giovanni Luterano te esperará con su diáfano salón central y las increíbles estatuas que custodian su interior.
Después, puedes subir por la Via Merulana hasta llegar a la Piazza de Santa María Maggiore, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Ya va quedando menos para acabar el día y te recomendamos hacerlo con una visita final. Después de callejear un poco llegarás a San Pietro in Vincoli, basílica donde te espera el Moisés de Miguel Ángel. ¿Quieres saber un pequeño truco muy español? Merodea la estatua con la cámara preparada ya que siempre hay algún chino que se acerca a echar un par de euros para iluminar la estatua y entonces… ¡Aprovecha como buen latino para hacer una buena foto!
Aquí puedes poner punto y seguido a un día muy completo, pero no punto y final, ¡porque son 48 horas las que tenemos y Roma es una ciudad muy distinta de noche!
Recomendación PANGEA: Coge un taxi al Trastevere para conocer este auténtico barrio romano lleno de restaurantes donde probar la riquísima gastronomía italiana.
Día 2
Toca conocer la parte norte de la ciudad, si bien es cierto que con 48 horas se debería dejar el Vaticano para una segunda visita, siempre se puede usar este día para conocer los museos vaticanos y la Basílica de San Pedro, donde se encuentra La Piedad de Miguel Ángel y, posteriormente, por la noche, visitar la zona norte de la ciudad.
Pero esa no es nuestra recomendación, con dos días mejor poner rumbo a la Fontana de Trevi para conocer una de las fuentes más famosas del mundo. La idea es tirar la moneda y hacerse una bonita foto para subir a Instagram- o para ti- pero con paciencia eso sí, porque es uno de los monumentos más visitados del mundo. Aunque la realidad es que todavía no sabemos si es por la fuente, por los deseos o por la heladería italiana está justo en la plaza… ¡Para chuparse los dedos!
Después, podrás dar un paseo hacia la plaza de España y, si te ves con fuerzas, puedes continuar hasta la Plaza del Pópolo, que siempre es muy curiosa de ver por sus dos mausoleos. Luego poner rumbo a la Piazza Navona, la que fue un coliseo con forma rectangular con gradas convertidas hoy en casas, pero, de camino te recomendamos perderte por las calles de Roma. Da igual donde hagas una parada o a donde mires, siempre encontrarás un edificio con encanto.
Si te gusta comprar o al menos ver tiendas que no están al alcance de todos, la Via del Corso y la Vía dei Condotti pueden ser otra opción.
Después de conocer la Piazza Navona solo te quedará poner punto y final al día acercándote al Panteón Romano.
Y ya por la noche es muy recomendable hacer parte de este paseo de nuevo para comprobar lo distinto que puede llegar a ser todo cuando está iluminado. La Fontana de Trevi y la Plaza Navona parecen otras de noche y, además están en una buena zona para cenar.
Sí, estas 48 horas no han dado para más, pero seguro que estás deseando llegar a casa para poder descansar y darte cuenta de la cantidad de cosas que has vivido y visitado en tan solo dos días. Ha merecido la pena, ¿verdad? Pues prepárate porque de todos es sabido que Roma es la ciudad eterna y siempre pide una visita más.