Trepidante y hermoso viaje por el noreste del país, cruzando desde España a la vecina Francia por el País Vasco francés y descendiendo por los pirineos navarros hasta llegar a Estella, punto final de nuestro viaje.
Una vez dejamos Fuentarrabía, cruzamos el río Bidasoa (o Río Batzán) dirección San Juan de Luz.
San Juan de la luz
Me habían hablado muy bien de este enclave integrado en el País Vasco francés; sin duda que no decepcionó. Una vez cruzas el rio Nivelle llegas al nucleo histórico. Pronto uno se da cuenta que está en territorio galo, y no sólo por el olor a mantequilla que impregna cada rincón de su hermoso conjunto histórico, sino también por el colorido de sus calles y los tonos rojizos de su arquitectura en madera que nos recuerdan ese aire francés. Otro síntoma que te avisa que estás en Francia son sus terracitas, pasear por delante de ese público que mira al tendido te hará sentirte observado. No podemos olvidarnos de sus magníficas playas, pero lo que más nos llama la atención de este bonito lugar son las famosas boulangueries. Sin duda es una visita obligada en tu viaje al País Vasco y Navarra. Asomarte a San Juan de Luz y probar alguna de sus múltiples variedades de baguette y respirar ese olor a pan recién hecho quepasea por sus calles harán que sequede grabado en el recuerdo.
Dejamos San Jean de Luz y, mientras el tom-tom se recupera, callejeamos hasta encontrar el desvío que nos conducirá atravesando los Pirineos franceses hasta volver a territorio español. El camino que tomamos es digno de mencionar; suaves y onduladas montañas, verdes prados, pequeñas aldeas enclavadas en la falda de la montaña, riachuelos que cruzan de un lado a otro; un paisaje espectacular. Para este recorrido hicimos acopio de pan francés y algo de chorizo español. Buena mezcla sin duda para disfrutar de un picnic en alguno de los puntos habilitados en el recorrido. Manta en el suelo y silencio, mucho silencio.
Una vez llegamos a territorio español nos topamos con la comunidad foral de Navarra y su bellísimo Valle del Baztán. Nuestra primera parada estaba clara.
Zugarramurdi
¿Quién no ha oído hablar de las brujas y cuevas de Zugarramurdi? Si hay algún despistado, os diré que éste es uno de los enclaves más hermosos de Navarra. Es recomendable dejar el coche en los aparcamientos habilitados a la entrada para continuar el paseo a pie hasta llegar a la iglesia y plaza del pueblo. ¡Ten cuidado!, puede ser que te des de bruces con alguna bruja o algún turista disfrazado representando a algún personaje de la célebre película de Álex de la Iglesia, “Las Brujas de Zugarramurdi”. Ruta cinematográfica muy interesante que, por cierto, puedes realizar siguiendo las indicaciones del municipio.
Hay dos cosas que no debes perderte en tu visita a Zugarramurdi: el Museo de las Brujas y las Cuevas.
Empezaremos primero con el Museo de las Brujas. Imprescindible su visita en la que a través de las diferentes salas podrás conocer e indagar más sobre la brujería en el Valle del Batzán y su importancia en la época de la Inquisición española. Interesante es el vídeo que se proyecta al final cuyo mensaje nos invita a una reflexión.
Una vez hemos finalizada la visita en el museo nos dirigimos a las Cuevas de Zugarramurdi situadas a apenas 200 metros. A la llegada tienes 2 opciones, recomendamos tomar la ruta más larga con una duración aproximada de 1 h 30 m. Esta ruta te llevará por todo el complejo kárstico, un sendero autoguiado en el que encontrarás vegetación y agua a partes iguales. A los pocos minutos llegamos al mirador desde el cual tienes una vista de 360 grados para disfrutar de todo el Valle del Batzán. Continuamos por el sendero hasta llegar al puente del infierno (momento foto, selfie, y más selfie). Es sin duda otro de los momentos del viaje.
Tras unos minutos disfrutando de la naturaleza del entorno llegas a la gran cueva o sala de los akelarres y, tanto si has visto la pelicula de Alex de la Iglesia como si no, te quedarás asombrado. Una cueva con una gran luz de 120 m de longitud y una altura media de 12 metros. Te sentirás insignificante ante tanta magnitud. Era aquí donde se realizaban los akelarres en el que sapos, culebras y ranas (como la canción de Seguridad Social) eran los habituales ingredientes de las pócimas brujas.
Valle de Ultzama
Eltso, Lizaso, Larrainzar y el Bosque de Orgi son algunas de las recomendaciones. En este valle se respira tranquilidad y sosiego. Podrás encontrar todo lo que necesitas para un retiro de unos días; campo de golf en sus verdes praderas; granja escuela para disfrutar con los peques; paseos a caballo por el bosque de Orgi y disfrutar de su excelente miel en el Museo de la Miel de Eltso. Recuerda que estos verdes prados se preparan y cuidan para la época invernal convirtiéndose en uno de los lugares más importantes del turismo micológico en de toda Navarra.
Pamplona
Universal ciudad conocida por la célebre fiesta de San Fermín y sus famosos encierros. Aunque hemos de decir que no todo son encierros en Pamplona. Hay que perderse por sus calles para descubrir una ciudad apacible, acogedora y con rincones sorprendentes; su casco histórico, la bellísima Plaza del Castillo con cafeterías como la del Café Iruña. Cafetería al pie del cañón desde el s. XIX que con una decoración modernista en su interior alberga el rincón de Hemingway, célebre escritor estadounidense que dio a conocer la fiesta fuera de nuestras fronteras. Justo al lado, la diminuta, pero a la vez grandiosa Plaza del Ayuntamiento donde cada año el 7 de Julio se da el chupinazo a las fiestas. Siguiendo calle abajo, llegamos a los Corrales de Santo Domingo donde se inician los encierros y se encuentra la capillita de San Fermín en la que los corredores cantan y piden protección al santo «A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición».
El parque de la Media Luna y el paseo por la ribera del río Arga, la ciudadela renacentista del s. XVI, lugar de reunión y esparcimiento de los pamploneses, son algunos de los rincones que esconde la coqueta capital navarra. No podemos despedirnos de Pamplona sin antes pasear por una de las calles más famosas de España, la Estafeta. ¿Quién no ha oido hablar de esta calle que año tras año se convierte en referente en cada San Fermín? A través de ella los mozos corren junto a los bravíos dirección a la Plaza de Toros. Pues bien, durante el día y la noche se transforma en un auténtico escaparate del pintxo. Visitar algunos de sus bares como el Gaucho y degustar la txistorra acompañado de un vinito no tiene precio.
Puente de la Reina
Si hay algún lugar en el camino en el que desearás que tu cámara no se haya quedado sin batería sin duda es éste. Uno de los puentes más bonitos de España cuya construcción civil del románico cuenta con una longitud de 110 metros y 7 arcos de medio punto. Espectacular obra de ingeniería de época medieval. La ciudad del Puente, como se le conoce, crece junto al camino de Santiago. El imponente puente que da nombre a la ciudad se construyó en el s. XI para cruzar el rio Arga, continuando el camino hacia Estella. Paseando por sus calles encontrarás a peregrinos del Camino de Santiago y algunas tiendas con multitud de productos de la tierra como son los espárragos de Navarra, patxarán y tomates de la huerta, etc.
Si quieres una recomendación, túmbate en la ribera del río junto al magnífico puente y relájate. El reloj del tiempo se paraliza. Estás en un lugar mágico y trascendental en el peregrinaje hacia Santiago..
Estella
Ciudad del Románico por excelencia en Navarra. Cruce de caminos entre Pamplona y Logroño, a Estella se le conoce como la Toledo del Norte por la cantidad de edificios y monumentos histórico-artísticos. Entre ellos cabe mencionar el Monasterio de San Pedro de la Rúa del s. XII con uno de los claustros mejor conservados de época románica y una colección de capiteles historiados de gran belleza plástica que narran la vida de Jesús. Así como también en la bellísima portada de entrada flanqueada por grifos y arpías, guardianes de los lugares sagrados y representantes del vicio y del mal respectivamente.
Estella, como muchas de las ciudades del camino, se amolda al paso del Río Ega. Su puente medieval es otro de los atractivos de la ciudad junto con el casco histórico. Callejuelas, placitas y edificios a cada paso. Es sin duda uno de los conjuntos medievales mejor conservados de España que no debes perderte en tu viaje por Navarra.