Cuando uno imagina una ruta en Estados Unidos piensa en la Ruta 66 o se imagina galopando a lomos de una Harley Davidson por la Costa Oeste. Pero yo me decidí por la menos conocida, la Ruta 61 o Ruta del Blues. Esta ruta, más desconocida, te lleva a la América más profunda, a su historia, su sociedad, sus costumbres y, cómo no, a su música, para explicar su legado cultural. Aquí se pueden obtener respuestas a muchas preguntas que aún hoy nos planteamos. Las raíces del blues, del jazz, del soul o del rock se encuentran en su asfalto. Recorrer la Ruta 61 desde Nueva Orleans a Chicago es algo más que un viaje a Estados Unidos.

La enigmática Louisiana

La primera etapa del viaje me llevaría al estado de Louisiana, probablemente el más enigmático de todo Estados Unidos. Llegué a Nueva Orleans con un huracán tomando tierra, su nombre: Barry. Él se convirtió en mi nuevo compañero de viaje, por él caminaba con un ojo en las nubes, pero eso no me frenó para disfrutar al máximo de Nueva Orleans, una ciudad que cautiva por su misticismo, su identidad y su belleza.

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La catedral de San Luis en Nueva Orleans es la primera catedral fundada en la historia de EE.UU.

Después de casi siete horas de viaje y con un calor agobiante pude registrarme en el hotel. Solo pensaba en dormir, pero cuando conseguí la habitación no me podía quitar de la cabeza la señal de la esquina que vi al llegar, la que ponía: French Quarter a media milla. No lo pensé dos veces y decidí bajar un ratito para investigar, por fin me encontraba en Nueva Orleans, en la ciudad estadounidense que tanto había deseado conocer desde niña.

El barrio francés de Nueva Orleans

El barrio francés es genial. Cuando crucé Canal Street y empecé a caminar por Royal Street alucinaba con lo que veía, sus anticuarios, sus galerías de arte, sus balcones de hierro forjado llenos de helechos… Es todo tan bonito y tan auténtico. En esta calle todavía se puede sentir latir el corazón de Nueva Orleans. Siento cómo, recorriendo estas calles, puedo transportarme a otros tiempos; a esos en que esta encantadora ciudad vivía todo su esplendor. Puedo ver los carruajes, los músicos tocando, a las Reinas del Vudú en las esquinas preparando sus hechizos… ¡ES FANTÁSTICO! Estaba soñando y no quería despertar.

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Músico callejero tocando en el barrio francés de Nueva Orleans.

Por la tarde varias de estas calles son peatonales, momento que aprovechan los músicos y artistas callejeros para mostrar su arte. Se pueden encontrar desde adolescentes tocando cubos de pintura con unas simples baquetas a músicos de blues profesionales defendiendo su espacio. Sea como sea, el espectáculo está garantizado. Me encantaba ver pasar a las personas paseando bajo los porches y experimentar su alegría, aquí se puede sentir la elegancia de lo que fue el alma del Vieux Carré.

Un viaje a la cuna del jazz

Haciendo una fotografía a un club de jazz que hacía esquina se me acercó una lugareña para explicarme cuál era el edificio que estaba retratando. Ella me dijo: “Pequeña, este es el local donde empezó a tocar la trompeta Luis Armstrong cuando era solo un niño; es importante que lo sepas, él fue una de esas almas salvadas por el jazz, recuerda siempre esta frase de Luis cuando veas tu foto: “Mi vida entera, mi alma entera, mi alcohol entero es soplar ese instrumento””.

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Maison Bourbon Jazz Club, Nueva Orleans.

Oh my God! Qué momento más hermoso me regaló esta mujer, le prometí no olvidar nunca la frase, le deseé un gran día y continué mi camino hacia Bourbon Street.

El jazz nació a principios del siglo XX y debe su origen a una unión extraordinaria, nunca vista (ni imaginada antes) entre los spirituals que los esclavos negros cantaban en las plantaciones, el ragtime instrumental, el swing, la improvisación y una nueva libertad creativa que los afroamericanos disfrutaban.

El jazz es el corazón de Nueva Orleans, su sangre, su iluminación, su espíritu. No existiría el jazz sin Nueva Orleans, pero tampoco existiría la Nueva Orleans que conocemos sin el jazz.

La noche en Nueva Orleans

¿Quieres vivir las noches locas de Nueva Orleans? Este es el sitio. La calle Bourbon está llena de restaurantes y bares donde sirven comida criolla y cajún (la que comían los esclavos), los Po-Boys de cocodrilo, abunda el jazz, los cocktails Hurricane, la cerveza, el ruido y el descontrol. No importa la época en la que estés, aquí parece que siempre están viviendo en carnaval. La gente te grita desde los balcones, hay fiestas en clubs desde donde te llaman como locos para que entres a bailar, fiestas en mitad de calle y muchos, pero muchos collares de colores. Yo tengo el mío propio, de color verde, lanzado desde un balcón en un momento de euforia musical. Quizá, Bourbon Street sea la calle que mejor rememora los tiempos golfos del Barrio Francés, cuando viajeros venían a disfrutar de los burdeles y pillarse buenas borracheras.

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Calle Bourbon en Nueva Orleans.

El ritmo de Nola

Esta que es la capital del jazz, legado que dejaron los esclavos negros y cuna de muchos de los grandes de este ritmo. Es donde yo me siento totalmente adaptada, es una especie de invitación que hace la ciudad interactuando conmigo. Noto cómo la música me acompaña en todo momento, ya sea de día o de noche. Siempre un instrumento o una voz sonando, es una especie de banda sonora a la que me han invitado y de donde no me quiero ir. Es una sensación única, todo en esta ciudad tiene ritmo. Todo baila. Nola, que es como conocen a esta ciudad sus lugareños y como empiezo a llamarla yo también cuando hablo con ellos es increíble: dar un paseo y poder disfrutar de decenas de clubs todas las noches y todos los días es mágico. En esta ciudad todos compiten entre sí por dar el mejor espectáculo, ya sea rock, blues, funky, jazz o un duelo de pianos. Aquí me siento llena de música y es una sensación que me encanta.

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Duelo de pianos en Nola, Nueva Orleans.

Si noto que me faltan las fuerzas por tanta emoción, nada mejor que el Café du Monde; un local pegado al Mississipi, un destino muy popular. Cuando conseguí sentarme no lo dudé,  pedí sus famosos beignets y un café con leche. ¡Estos buñuelos están deliciosos! Y entre buñuelo y trago de café empezó a sonar la música… y me quede sin aliento. Dos músicos tocando delante de mí “What a Wonderful World” de Louis Armstrong, uno con una trompeta y una de las voces más rasgadas que he escuchado en directo y el otro acompañándole con su trombón mientras todas las personas que se encontraban en el café tarareaban la canción. Y en este momento comprendí que la magia existe. La magia está en cada esquina solo tienes que saber sentirla, verla y disfrutarla.

Hi Mississipi!

Con tanta cercanía y después de este momento tan especial en el Café du Monde necesitaba acercarme a saludar al Mississipi. ¡¡Es espectacular!!

Cuando lo vi por primera vez me impresionó, y más con un huracán a punto de impactar y la mayor crecida del caudal en muchos años. Es la artería fluvial más grande de Estados Unidos, un coloso de agua marroncita que impone y al mismo tiempo te parece súper familiar. En casi todas las películas de Nueva Orleans se hace una mención al majestuoso río y a los barcos de vapor que lo navegan.

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Uno de los grandes barcos de vapor que navegan el río Misisipi.

Y hablando del Misisipi también hay que comentar que Nueva Orleans es una ciudad con muchos misterios. De hecho, se dice que gran parte de sus creencias en vampiros y el culto a la muerte viene porque desde su fundación se tuvo que enterrar a los muertos en lápidas fuera de la tierra. Cada vez que el río Misisipi se desbordaba inundaba la ciudad y, como el terreno es pantanoso, muchos muertos eran arrastrados por la fuerza de las aguas y terminaban en el barrio francés. No quiero ni imaginar el espectáculo que vivían sus habitantes cuando esto sucedía.

La misteriosa Nueva Orleans

Tengo que exponer que un viaje a Nueva Orleans no está completo sin conocer algo del misterio que rodea a esta ciudad. Vampiros, brujas, fantasmas y demás creencias forman parte de su historia. Una de las más importantes es el vudú. El vudú tiene sus orígenes en las antiguas religiones africanas; sin embargo, se introdujo en Nueva Orleans a través del comercio de esclavos que se realizaba desde Haití. Este comercio proporcionó una conexión entre estas dos ciudades. Con los esclavos llegó el vudú y con el vudú las Voodoo Queens, sacerdotisas de poderes terroríficos a las que se veneraba como a diosas. Entre ellas, la reina absoluta fue Marie Laveau a la que tengo que hacer mención ya que es el personaje más famoso de Nueva Orleans, si es de vudú de lo que estamos hablando. Aclamada por miles de personas, su fama se extendió como la pólvora porque, al parecer, sus hechizos eran infalibles. Estos se realizaban con ayuda de los amuletos con supuestos poderes sobrenaturales. Se cuenta de ella que bailaba con una serpiente, que era peluquera de día y que por la noche regentaba un burdel; se afirmaba que podía crear zombis o matar a distancia a quien quisiera. Esta mujer se convirtió en la más afamada de las sacerdotisas de este culto y fue nombrada La Reina del Vudú en Nueva Orleans. hoy en día, el cementerio donde yacen los restos es conocido como el sitio más encantado de la ciudad. Su pequeña tumba, la cual ocupa un rinconcito del cementerio, es el segundo sepulcro más visitado de Estados Unidos.

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La plantación de Entrevista con el vampiro en Nueva Orleans.

Para los amantes de lo oscuro y los rituales paranormales Nueva Orleans sigue siendo motivo de peregrinaje. El vudú se respira en cada esquina, no te extrañe pasear por Nueva Orleans y ver, al lado de una tienda de ropa, una tienda de vudú… Es parte del encanto de la ciudad. También se puede disfrutar de una visita nocturna por el cementerio o la entrada a la casa encantada de Madame Lalaurie y escuchar verdaderas y terroríficas historias contadas por guías y narradores profesionales. Qué más se puede pedir; es toda una experiencia si de lo sobrenatural estamos hablando.

A Nueva Orleans siempre hay que volver

Muchas son las ciudades de la tierra y pocos, muy pocos, los años de una vida, pero a Nueva Orleans estoy segura de que volveré. Su atmósfera te incita a disfrutar de todo aquello que hace que la vida valga la pena. ¡Y con la mejor música en vivo del país! No puedo negarme, la próxima cita será en la que se conoce como “el mayor espectáculo gratuito de la tierra” Mardi Gras, el carnaval más mágico del mundo.

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Me marcho de Nueva Orleans con el corazón lleno de música, con una sonrisa en la cara y sabiendo que dentro de muy poco volveré a reencontrarme con uno de los lugares con más encanto de la tierra. Pero la ruta 61 continúa así que estad atentos porque pronto llegaré a la América más profunda. Un viaje al estado más rural de Estados Unidos…

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